
Viendo las fotos de la exposición de Norman Foster del Guggenheim, he visto esta que no recordaba. Cuando entrábamos por la puerta del museo, mi hijo pequeño se detuvo y nos llamó. Había visto la mantis en el borde de la puerta y nadie se había dado cuenta de su presencia.
Mi sobrina la subió encima de un papel y la depositó en la escultura de Puppy. Igual la fastidiamos el plan cultural.