
Es una mole caliza que no llega a los mil metros pero que es un paraíso para los escaladores. No en vano está la escuela de escalada más importante del País Vasco en su falda. Hay colonias de corales petrificadas en sus rocas.
Esta magnífica montaña que junto con Asti-Txiki forman el desfiladero de Atxarte, ha sido machacada durante decadas por dos canteras regentadas por los que se llenan la boca de lo que aman a su «país» y lo bello que es.
Es mi próximo objetivo pero tengo que hacerlo cuando la roca esté seca para mayor seguridad. ¡Menudas ganas!