

Y llegó el día. A las 8 de la mañana veía la ruta desde el parking de Fuente Dé, y la niebla de las peñas no parecía muy preocupante. La proximidad del Cantabrico y las cumbres de más de 2500 metros hacen que el tiempo cambie sin preverlo.

La ruta consistía en dos partes. La primera del párking a la estación del teleférico, unos 4 kilómetros con unos 800 metros de desnivel, y la segunda de ahí hasta Torreblanca, con 7 kilómetros y 900 de desnivel.

La primera parte de la ruta me condicionó mucho para realizar la segunda. Me costó más de lo que pensaba y cuando llegué a la parte más alpina, con constantes desniveles, pedreras y simas estaba bastante cansado.

Hasta el refugio de Cabaña Verónica todo iba sobre ruedas. Llevaba un buen ritmo, el tiempo era óptimo y las fuerzas me acompañaban, pero…

…desde aquí la cosa se torció. Aquí separase unos metros de la ruta es perder mucho tiempo y sobre todo fuerza hasta volver a encontrarla. Y la perdí dos veces. Los jitos, que son montones de piedras que los montañeros ponemos para indicar el camino, no estaban del todo claros y tomé una ruta que llevándome a mi destino, lo hacía por un lugar muy accidentado.


Dos trepadas equivocadas y sus consiguientes destrepes me obligaron a comprobar el estado de mis fuerzas pensando en los casi 10 kilómetros de bajada que me esperaban. Sólo quedaban 50 metros para llegar a la cima y era un poco frustrante no llegar a ella después de estar tan cerca.

Un par de ampollas en el pie y la niebla que se iba metiendo por donde tenía que bajar un par de horas después me convencieron de que debía dejarlo en este punto. Un par de tiritas, algo de comida y bebida y comenzaría la bajada.

Había leído que era una ruta asequible pero dura. Nunca me había encontrado con un terreno tan caótico y tan fácil de desorientarse.
Analizado la subida veo los errores y aciertos. Subir desde el parking era demasiado ambicioso. Lo podía haber conseguido pero las dos ocasiones que me desorienté me llevaron a perder más de una hora y medía y lo peor, mucha energía que necesitaba para bajar en buenas condiciones.
El acierto es ,aunque frustrante, darse la vuelta sin haber llegado al destino en el que tantas ilusiones había puesto.
La montaña siempre te pone en tu sitio, solo hay que interpretarlo para que todo termine bien.

Un lugar precioso e impresionante. Yo solo lo hice andando (por temor y agobio de sitios cerrados) de Espinama a la cima del teleferico de Fuente Dé.
Tendrás otras oportunidades y en la siguiente ocasión lograrás tú propósito.
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https://ricardokilim.wordpress.com/
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Precioso
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Fantastic sights!
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«La montaña siempre te pone en tu sitio…» Superb narrative and conclusion. Un saludo.
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¡Habrá otra oportunidad…! 🙂
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maravilloso!
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