

Este puente tenía dos nombres. El pomposo y bautizado por las autoridades en 1972, Puente de los Príncipes, y el utilizado por los bilbaínos desde el día que se inauguró, de La Salve.
Dice la leyenda que en el recodo de la ría donde está ubicado, los marineros que regresaban a puerto divisaban por primera vez la Basílica de Begoña y rezaban una «salve» a la virgen por llegar a salvo.
Pese a mi laicismo acérrimo, me parece que con toda la lógica en 2016 se cambió el nombre del puente al de La Salve, por ser su nombre popular y por tener una bonita historia.
Muchas gracias. Un abrazo.
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Muchas gracias 🫂
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Como estudiante de tu idioma me gusta mucho le frase “laicismo acérrimo.” Y el puente tiene el nombre que merece, surgido del uso popular.
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Efectivamente es una bonita historia, y bellas imágenes Car, un abrazo
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