Desde 2021 la montaña y las rutas de senderismo se han saturado. Ganas de salir a la naturaleza y mucho «postureo» se han apoderado de los paisajes más famosos y emblemáticos de todo el mundo.

Y digo las más famosas y renombradas ya que si eliges otras «menos espectaculares» puedes ir solo como me pasó a mí hace 10 días. Dos montañas de más de 2000 metros y con un paisaje espléndido estaban vacías, mientras 15 km al norte no se podía ni andar en los Picos de Europa.

Un día estaba sentado en la cima de una montaña disfrutando de esta soledad pura. En media hora que estuve allí pude ver hasta tres helicópteros de rescate de montaña de las diferentes zonas que me rodeaban.

Yo voy siempre solo a la montaña. Es lo que me llena. No es recomendable, pero lo suplo con mi experiencia, la preparación de las rutas y darme la vuelta sin dudarlo si es necesario. Con todo esto, nunca he visto tanta gente jugándose la vida y sin darse cuenta de ello.

A la montaña hay que tenerla respeto, incluso algo de temor. También hay que estar preparado físicamente y psicológicamente para enfrentarse a ella. Una simple rotura de fibras de un gemelo o una pequeña torcedura puede ser motivo para un rescate. Y saber que nunca hay que llegar al agotamiento extremo, eso es muy peligroso. Para mí la mejor manera de saber si he disfrutado es que cuando me quito las botas estoy ya pensando en volverlas a poner.

Querer no es siempre poder.