
Esta mañana he subido a una pequeña montaña de las que rodea Bilbao. Tenía ganas de naturaleza. Cuando he llegado arriba he hecho una visión de 360° y me he dado cuenta que debido a las restricciones de movilidad por la pandemia, no podía ir a ninguno de los lugares que estaba viendo.
Entonces, y a pesar del paseo que me había dado, el rayo de sol que calentaba mi cara y las explendidas vistas, me he sentido agobiado. Casi como una oveja en un redil.
Yo hago el contrario, pienso en lo que sí puedo hacer. Y que no estoy en el hospital. Y que puedo subir al monte. Entonces oteo el cielo, respiro hondo y me digo: Àngels, eres una privilegiada.
Un abrazo desde Cedramán.
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Pues haces muy bien. Abrazos
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Todo es relativo. Tengo un amigo cercano que se está muriendo. Para él, ese rayo último de sol sería el paraíso. Yo me he autoconfinado y veo pasar los días tras los cristales de la ventana. No puedo ir a jugar a tenis por las restricciones de movilidad, pero no me quejo y he decidido hacer lo posible para no pasar a ser parte del problema. Vivo en un municipio mucho más pequeño que el de Bilbao. Y, bueno, sigue haciendo fotografías tan chulas que nos hablen de esperanza. Salud.
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¡Bonita prosa y que buena foto!
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Nos han cortado las alas, yo solo quiero ser libre para visitar el bosque que quiera…
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Impresionante imagen.
A veces me siento como presa, agobiada por no poder salir más allá de la línea, luego pienso que es por el bien común y que un día todo será distinto.
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